Después de seis días de feria los argamasilleros todavía han guardado fuerzas para acompañar masivamente a su patrona, la Virgen de Peñarroya, este sábado, desde Argamasilla de Alba hasta su santuario en el Castillo de Peñarroya, junto al embalse del mismo nombre.
La jornada festiva arrancó temprano, a las ocho de la mañana, con la misa dedicada a su patrona, en la iglesia Parroquial de San Juan Bautista, como despedida antes de emprender el camino a su santuario.
Sobre las 8.45 horas, al son del himno de España, entre lágrimas y vivas, salía la imagen del templo, elevada tan alto como permitían los brazos de los portadores que llevaban andando a la patrona los doce kilómetros que separan la localidad de Peñarroya.
En el trayecto la imagen estuvo acompañada por cientos de argamasilleros que salieron a despedir a su patrona hasta el cruce con la carretera de Ruidera, donde los romeros y sobretodo los portadores inician el verdadero y duro camino.
La llegada de la imagen al entorno natural del Castillo de Peñarroya, puerta de entrada a las Lagunas de Ruidera, se convierte en un momento de júbilo para los que la esperan, pero sobre todo para los que la portan y la acompañan durante el camino. Junto a ellos varios caballos abren paso entre la multitud de personas que se agolpan para ver a la virgen, al tiempo que el tañer de las campanas de la ermita anuncian a todos los romeros acampados en este bello paraje, que la imagen está llegando.
La entrada de los portadores y la virgen a la ermita es uno de los instantes más emotivos, en él se enfrentan los sentimientos de alegría, porque ha finalizado el traslado, y de tristeza porque en ese momento los argamasilleros se desprenden de su patrona para dejarla en manos de los solaneros, de la que también lo es, que la trasladarán al día siguiente a La Solana donde estará hasta finales de enero de 2012, cuando la lleven de regreso a su santuario.
